Escondiendo rastros (Diana)

Llegue corriendo al sitio donde bebi sangre humana por primera vez. La verdad es que non fue la mejor que he probado, el hombre era muy mayor casi como el abuelo que tenia cuando era humana.
El cuerpo del viejo estaba escondido tras una piedra que estaba al lado de un arbol como le habia explicado a Diana.
Pare en seco y mire el cuerpo, estaba echo trizas, olia como a podrido.
-Puff que mal huele!!!-dije arrugando la nariz. Observe donde mis colmillitos se habian clavado. Al menos esa parte se podia ver:- Vaya.-suspire. Eso seria un problema.
Mire hacia atras.

Antes de llegar al cuerpo ya sabía lo que encontraría frente a mi, el olor lo delataba. Tal era el hedor que desprendía que ni los pájaros se acercaban a los árboles de los alrededores. El silencio era sepulcral.

- Cierto, huele peor que un bertedero, y cree cuando te digo que ya tengo dormido allí y no es nada bonito. Pero volvamos al tema- saqué mi daga de su escondite- Si le corto la cabeza por el lugar de la mordida no habrá marca alguna, parecería obra de un humano psicópata- dije sopesando la idea, me volví hacia ella- ¿Te ves capaz de cabar un hoyo de gran profundidad?

-¿Has dormido en un bertedero?-me quede sorprendida y al instante me eche a reir.
-¿Que si puedo cabar? Lo intentare, pero creo que si.-dije y empeze a cabar a un lado a toda rapidez, cuando ya estaba mas o menos profundo dije:-Jaja que facil.-Y cabe mucho mas hasta tenerlo mas profundo.-Ya esta!!! -grite desde abajo y empeze a subir del hoyo con un salto.-¿Le has cortado la cabeza ya?-pregunte mirandola, no es que me gustaran esas cosas pero tampoco me daban mucho asco, era raro en mi, supongo que toda yo era rara en esos momentos para los demas.

- Si, lo tuve que hacer. Un vampiro perdió el control y no tuve timpo de reducirlo antes de que los cazadores vinieran a la ciudad. Tuve que esconderme en un bertedero durante tres dias y tres noches antes de que perdieran mi pista y se fueran a otro lugar- dije recordandolo.

- Si está hecho- dije mientras con un paño limpiaba toda las guallas que pudiera tener y lo tiraba de un empujón dentro del agujero- Se que no es bonito, pero es necesario para nuestra supervivencia. Recuerdalo. Y ahora demosle santa sepultura- le dije- Y para la próxima, te suguiero que quemes el cuerpo o simules que ha sido una pelea callejera por drogas o que ha sido un suicidio, mediante sencillos trucos. Unos trucos que yo aprendí en el transcurso de los siglos y estaría encantada de mostrarte.

-Bualaa cuantas cosas, seguro que has vivido muchas aventuras.-le dije.
-Creo que me quedo con la quema de cuerpo.-dije sonriendo con las manos cogidas como una buena niña.Ya que de drogas no sabia yo mucho que eran exactamente.-Sii quiero que me enseñes todo lo que sepas, seras como mm ¿Mi segunda maestra vampira?-sonrei ante la idea.

- Muchas, y no todas han sido bonitas. Aunque, si te gustan las buenas historias, yo podría contarte unas cuantas de mis aventuras que tiene final feliz.

- Si es lo que quieres, pero ten cuidado, que el fuego es muy letal para los de nuestra especie y muy vistosa para los humanos. Si lo empleas huye nada más prender fuego al cuerpo- le informé para su seguridad-. Me gusta el rango de maestra- dije sonriendole de oreja a oreja-, siempre me gustó enseñar lo que se a los demás, es parte de la supervivencia de una especie. Los veteranos deben enseñarles a los novatos, para que algún día al alumno supere al maestro- le guiñó el ojo en gesto cómplice.

-Me encantaria escuchar tus historias, siempre me han gustado los cuentos.-dije mirandola con una sonrisa.-Por supuesto que huire, mi mama me decia que nunca jugara con fuego, nunca lo hice.-la mire por un momento con tristeza y luego pregunte: -¿Algun dia te superare?-pregunte soprendida.-Eso seria genial.-rei.
-¿Te gusta mas el rango de maestra que el de vampira policia?-le pregunte divertida y puse una florecita donde estaba el cuerpo del viejo en el hoyo.

- Cuando tengas tiempo avisame y te contaré parte de mi historia, que no es poca, teniendo en cuanta los años que tengo- le ofrezco mi mejor sonrisa- Además, estaré encantada de contarselos a una pequeña vampiresa que tiene tanto sentido común. Al fin y al cabo, todos necesitamos compañía, cosa que en estos días carezco casi por completo- digo tristemente, pero pronto vuelve a mi la alegría con su siguiente pregunta.

- Me gusta pensar que sirvo para algo más que para matar, que mi esperiencia sirve para que otros no cometan errores que les cueste la vida, que se salvar la vida de la gente además de arrevatarla.

- Y por cierto, si no es mucho atrevimiento por mi parte, ¿quien te creo a ti? Una vampiresa como tú debe estar en todo momento con su hacedor. Nunca se sabe lo que pueda pasar.

-Vale, espera que miro mi agenda.- me puse de lado a ella y puse mi manita delante con los dedos cerrados como una agenda táctil y con la otra mano hice como si fuera un lápiz y fruncí mi ceñito:-Pues tengo todos los días libres.-dije sonriente.
-Sí, yo echo de menos a mi mama y mi familia, pero no quiero hacerles daño, y para ellos estoy muerta.-dije contemplando mis pies con cara triste.
-La verdad...-dije contestando a su última pregunta.-No sé quien me creo, quien me hizo ser lo que soy, creo que no estaba despierta cuando me crearon...-dije recordándolo todo, el accidente luego el pellizco, más que pellizco mordisco y luego que me dormí. No sabía si contárselo aun, pero necesitaba a alguien que se hiciera cargo de mi aunque para eso ya tuviera a otro amigo.

- Eso esta realmente bien, que tipo de historias te gustan, seguro que he vivido alguna de ella- le asguré sonriente.
- Te entiendo- me cara se ensombreció derrepente con los recuerdos del pasado- se lo que se siente al saber que no eres segura para tu familia, que posiblemente murieran en tus brazos antes de que pudieras hacer nada para dominar tus instintos. Pero creeme, con el tiempo, ese sentimiento se hace más llevadero y aprendes a controlar a tu demonio interior.
- No sabes la suerte que tienes, a alguno canallas es mejor no recordar. Más quisiera yo no acordarme de mi creadora, de poder ser capaz de borrar de mi mente las muchas maldades que me hizo cuando yo aún era una frágil humana- mis manos se convirtieron en puños por la rabia apenas contenida al recordar a la Condesa Elizabeth- Nunca se lo perdonaré...

-Me gustan las historias de aventuras, antes solia leer sobre principes y princesas o hadas, pero no creo que existan, bueno... si existimos los vampiros..porque no cosas como esas?-sonrei.
-Yo...no se si cuando controle eso que llamas demonio interior pueda ir a ver a mi familia, me gustaria mucho pero no se... se me haria incomodo.-dije pensandolo, aunque me daba un poco de miedo todo hay que decirlo, si los mataba? Solo la idea me daba repelus.
-¿Quien te creo te hizo cosas malas?-entristezi al oir eso.- Pues que se vaya al infierno!-dije con cara de enfado.-Yo como no se quien es quien me convirtio.. me gustaria saberlo, sabes...

- No se si realmente las hadas existen, pero si que puedo contarte historias en las que aparecen princes y princesas. Hasta podría contarte alguna que otra aventura que viví en España durante la Inquisición.

- Habrá un momento en el que el hambre no dominará cada centímetro de tu mente, habrá un momento que la cercanía de la sangre no te vuelva loca. Será entonces cuando, si ese es tu deseo, volver a verlos. Aunque yo, a de decirte la verdad, nunca los vi más que a un quilometro de distancia entre las sombras. No tuve el valor de enfrentarlos y no me arrepiento de mi covardía.

Al mencionar a mi hacedora volvieron a mi todos esos dolororos recuerdos.
- Oh si, me hizo cosas horribles, cosas que no se pueden ni siquiera nombrar enfrente a una niña pequeña. Espero que esté muerta y enterrada en estos momentos. Y te deseo mejor suerte que la mia a la hora de conocer a tu creador. Yo no la tuve.

-Me encantaría escuchar esas historias de príncipes y princesas, y esa que estuviste en España.-le sonreí.-Las aventuras son fantasticas.
-Bueno ese día en que pueda ir a verlos está muy lejos, así que mejor dejarlo todo como esta, aunque a veces los echo mucho de menos.-dije y hice un pucherito, no sabía si los vampiros podían llorar pero quería que ese sufrimiento de querer estar con mi mama y no poder si fuera.

-Me gustaría conocerlo para decirle que me explicara porque me convirtió, y si vio mi tesoro, a lo mejor quería mi tesoro.-dije poniendo una mano en el bolsillito de mi vestido y luego mirando mi anillo que me protegía del sol.

- Hubo un tiempo en el que me divertía adueñándome de títulos cada vez más altos gracias a mi buena pinta y mis poderes. Un día, en españa, el principe me hecho el ojo y empezó a cortejarme. Me pidió mi mano, me prometió hasta la luna. Todo iba bien, pronto sería la princesa de españa, pero algo se truncó. Su padre, el rey empezó a sospechar de mi. Y atando cabos, pues no era tan esperimentada como ahora, averiguó mi secreto y hizo que me secuestraran. Las cosas no pintaban bien, estaba atada con grilletes de plata, todo parecía perdido, mi exitencia iba a terminar en la hogera- dije rememorando esos recuerdos- Pero no fue así, obviamente, una noche oí unos pasos y una llavé abriendo la puerta. Pronto me encontré libre, el principe me había liberado. Escapé del reino con la cabeza del rey y el inquisidor en la mano. Nunca más le harían daño a nadie.
>> Así fue como salvé españa de esos dos tiranos.

- Tranquila, querida, puede que ese día no esté tan lejos como creas. Yo no tuve un maestro para que me enseñara a controlarme, lo tuve que aprender yo solita. Pero tu en cambio tienes dos, es decir, conseguiras superarte con el doble de velocidad de lo que hicimos nosotros en nuestro tiempo. Ese es un punto a tu favor, no lo olvides- dije intentandole darle ánimos mientras le acariciaba la cara dulcemente- Yo estaré aqui para ayudarte si quieres.

- ¿Tu tesoro? - le pregunto curiosa- ¿de que me hablas? ¿qué querría un vampiro de una niña como para arriesgarse a ser matado por los suyos por su conversión?

-Oh, que bonita historia, eres muy justa Diana.-dije sonriendo.-Podrias escribir un libro de esas historias.
-Espero poder aprender tan rapido como pueda.-le dije y me acaricio la cara, hacia tiempo que nadie lo hacia, asi que le dedique la mas bonita de las sonrisas.
-Pues no se. Puede que para los demas no sea importante puede que si....-le enseñe mi anillo primero.-Sabes si esto es de valor, cuando me lo quito si hay sol me hace mucho daño.-le explique.- Asi que es uno de mis tesoros y tambien porque me lo dio mi mama.

- Gracias, odio las injusticias desde que que era humana. Y si quieres saber- le confesé- estoy escribiendo una novala relatando mi vida, tanto de cuando fui una campesina como de vampira justiciera.

- Eres muy lista, estoy segura que lo conseguiras- le devolví la sonrisa.

Me sorprendía al ver el anillo, era casi identico al mio. En estos tiempos no se ven muchos anillos de lapizazulí y mucho menos en vampiros novatos, pues no saben su significado.

- En un anillo de lapizazulí, una piedra que tiene la cualidad de protegernos de los efectos que tiene el sol sobre nosotros. Esto nos permite caminar bajo la luz del sol sin reducirnos a cenizas en mi caso o en el tuyo morir. Lo que me pregunto es como tu madre podría tener uno de estos...- dijo pensativa.

-De nada, Diana.-dije sonriendole.
-Entonces no me quitare el anillo nunca, el otro dia me toco el sol un poquito y casi me desgarra.-dije con una mueca, mi madre tenia uno de estos porque mi papa se lo dio? no lo sabia bien asi que dije:- Bueno... puede que tenga que ver con mi segundo tesoro.-dije cogiendo la vieja foto de mi bolsillito mientras decia.- Se la robe a mi mama antes de que me convirtieran, despues de coger esto.- le enseñe le foto de los hermanos salvatore.-tuve un accidente con un coche que casi me mata, bueno y luego apareci en el bosque ya convertida y con hambre.-Descubri por mi misma que mi nombre estaba en esta foto escrito con tinta de esa negra. Creo que son mi familia pero no lo se del cierto, por eso quiero encontrarlos a todos.-dije dejandole ver mejor la foto.-suspire.

- Sera mejor que no lo hagas, el mio se ha vuelto como una extensión de mi. Nunca salgo sin ella y tu tampoco deberias por tu seguridad. A nadie le agrada morir, en especial de esa forma, suele ser muy doloroso.

- Interesante- dije pensativa- puede que, quien te convirtió lo hiciera para mandarle un mensaje a esos dos. Y si eso es así, no debe ser un mensaje muy agradable que digamos, más vien parece una advertencia.

-Nunca me quitare el anillo.-dije.
-No lo se, a mi no me dieron ningun mensaje.-dije pensativa, intentando recordar algo.- Si mi papa fuera este de aqui.- dije señalando al nombre despues del mio en la foto.-No vi a mi papa desde que era un bebe.-dije triste.-Mi mama dijo que el se marcho y que no lo volveria a ver nunca jamas.-la mire a los ojos y luego a la fotografia antigua.

- En mi existencia he visto muchas cosas. Y creo que es posible que el mensaje fueras tú, que el mensaje fuera mostrarles que, quien quiera que fuera, era capaz de hacerles frente. Aunque puedo estar equivocada-admití-, pero nunca se sabe.

La miré con compasión, niguna niña debería vivir lejos de su padre. Yo tuve que hacerlo y no fue nada bonito.

- Estoy segura de que, hayá donde esté se acordará de su hijita. Esa era la única fuerza que me sostuvo cuando me fui de casa para darles una vida mejor. Un padre nunca se olvida de su hija...

-¿Yo? ¿Un mensaje?- la mire dubitativa.
-Pero...-mire hacia otro lado.-¿Y si no sabe ni que existo? Ni siquiera lo recuerdo. Y mi mama me dijo que yo era muy pequeña cuando se marcho, ¿y si me mintio?.-mire la fotografia.- O peor y si fuera uno de estos dos.- dije señalandole a los dos chicos en la fotografia. A uno aun lo conocia pero no lo conocia lo suficiente, me ahorre esa informacion, y no se lo dije a Diana.

- La mente, tanto humana como vampira, puede llegar a ser muy retorcida. No sería la cosa más extraña que he visto que se haya hecho, de verdad te lo digo.

- En cuanto a lo de tu padre. Estoy segura que tuvo una buena razón para marcharse, es posible que lo hiciera para defender de alguien. Es posible que lo hiciera para alejarte de la misma persona que te convirtió- intentaba infundarle esperanza y una buena imagen de su padre, pues me sentía bastante identificado con él ya que yo tambien abandoné mi familia por ellos.

- Respecto a si pueden ser uno de ellos tu padre... se parecen mucho a ti pero lo dudo. Y hay una razón para ello. Son vampiros, y nosotros no podemos tener hijos- supe que lo eran por sus anillos de lapizazulí.

Me encoji de hombros cuando me hablo sobre mi papa, no sabia si seria cierto, la verdad habia vivido ocho años sin papa, y a lo mejor yo ya ni le importaba. Pero si lo que Diana decia era cierto, mi papa era muy bueno y valiente para alejarnos de alguien malo, pero ahora que yo era vampira podria descubrir quien quiera que fuese el malo y matarlo o al menos hacer mucho pero que mucho daño con mi imnosis, si llegaba a aprender.
-¿No podemos tener hijos?-la mire aun mas triste.- ¿Entonces no podre ser mama nunca?....-Sabia que estaba a punto de llorar, no sabia exactamente si los vampiros podiamos llorar pero en ese momento lo necesitaba. Hice un puchero y como costumbre humana me lleve las manos a los ojos y solloze.

Me apenó mucho verla tan triste por aquella noticia, no podía dejarla así. La abracé fuertemente para que dejara de sollozar.

- No, que yo sepa por lo menos, nuestros cuerpos no pueden cambiar y el embarazo requiere eso, cambio. Asi que no, pero hay otra manera- esperaba subirle el ánimo con las siguientes palabras- la conversión. La persona que creas mediante el intercambio de sangre, será como un hijo, entre vosotros se creará un vínculo mágico, que siendo parecido al de la madre y u hijo. Te lo puedo asegurar.

Respondi al abrazo y escuche sus palabras, me relaje un poco ya que estaba tensa y la mire sin dejar de abrazarla:-¿Tampoco podre crecer?-mi cara se volvio de susto. No seria como las otras niñas nunca mas, me quedaria asi y pasaria por una niña de seis años aunque tuviera ocho. No era justo. Ahora si que queria encontrar a quien me convirtio para matarlo. Mi pequeño cuerpo se volvio a tensar y dentro de mi crecio odio hacia esa persona.
-¿Porque me ha pasado a mi esto?-dije en voz alta. Y soltandome de Diana me diriji a un arbol para pegarle una patada.