Paseo por la playa. (Libre)

Ah, pero que delicioso olor. El mar, la arena, todo. Sonreí para mis adentros.
Caminando por ahí recordaba los momentos de las madrugadas después de las juergas que la pasaba con mis mjores amigos. Tomando alcohol y hablando sobre la vida. Hice bien en largarme de aquí y volver ahora. Auynque todo fuera diferente y las personas que conocí o amé ya no estaban aquí tenía lo que necesitaba y lo que quería. No pensaba cambiar mi vida, sería el mismo Demian que había sido siglos atrás.

Levanté la botella de vodka que traía en manos y le di un largo trago. Ahora solo me faltaba encontrar compañeros con los cuales salir. Lo único que odiaba de ser vampiro podría ser que el alcohol ya no era lo mismo.

Había conducido en moto hasta las playas, me encantaba darme un baño de vez en cuando, aún el agua estaba demasiado fría, pero me daba igual. Dejé la moto apoyada en un arbol junto con todas mis cosas y mi ropa, lo único bueno de esa ciudad era que podías dejar las cosas sin vigilancia; total, no había nadie para robartelas.

Bajé corriendo hasta el agua y me metí antes de que me diera tiempo de arrepentirme. Al principio tuve la sensación que de mis piernas estaban adormecidas con el frío, no pude evitar soltar un grito, pero en el fondo me gustaba nadar así, me podía olvidar de todo y desconectar un poco... además de que a los pocos minutos me acostmbré al frio. Finalmente salí del algua y atravesé la playa corriendo, muerta de frio, fui hasta mi moto, saqué una toalla y me envolví en ella, luego me puse a mirar las olas desde la orilla, no podía evitar tiritar, ahora que había salido del agua volvía a notar ese frio. De pronto vi a un chico caminado por la playa desierta, al principio sólo era una figura a lo lejos, pero luego se fue acercando, me pareció que llevaba una botella en la mano.

Miré a mi alrededor y logré escuchar una vocecilla gritar por ahí, era una mujer y olía bien pero esta vez ya había comido y no tenía nada de hambre. Bueno un poco pero no era como para comerme a algún humano. Con el alcohol me bastaba por ahora. Suspiré y miré hacia donde había escuchado, exactamente, era una chica de unos dieciocho no más.

Oh, vaya genial. Estaba sola y bueno no era como que alguien estuviera muy preocupado por ella. Avancé con la botella y le di un trago, antes de llegar a algunos pasos de la orilla la dejé caer y se enterró en la arena. Suspiré, era linda.

- Disculpa, cariñito ¿No crees que es muy peligroso que una chica como tú esté por estos sitios a estas horas, sola? -pregunté con un tono molesto.

El chico se acercó a mí, le dio un trago a la botella y la tiró en la arena. Le observé sin decir nada, curiosa por lo que iba a hacer. Cuando me habló no pude evitar soltar una carcajada que pareció más una risa histérica por culpa del tintineo de mis dientes. Apreté la mandábula con fuerza y probé a hablar entonces.

- ¿Peligroso? N... no se, sólo estamos tu y yo, así que no creo que m... me vaya a pasar nada.- dije confiada intentando dejar de tiritar.
"Venga, es hora de largarse ya" oí decir una voz en mi cabeza, pero decidí ignorarala.

- Estas sólo y por lo que veo te acabas de tragar media botella de vodka. Creo que hace falta más que un tipo medio borracho para que esté en peligro.- me reí, luego le volví a examinar disimuladamente ahora que estabamos cerca. Era muy guapo, pero había algo en él que no me daba muy buena espina... sinceramente esperaba no equivocarme en lo de que no corría peligro allí.

Bajé la mirada y sonreí de medio lado. Me toqué los labios y luego volteé a mirar a la chica. Que equivocada estaba, bueno seguro que me divertiría con ella algún rato, luego vería que hacer con ella. Alcé una ceja cuando dijo que me había tomado media botella de vodka, claro sí. Borracho no estaba, tal vez un poco mareado pero nada de eso. Estaba en mis cuatro sentidos, por eso era un vampiro.

Respiré hondo y su aroma me llegó y me golpeó. Era completamente delicioso, miré su cuello y luego desvié la mirada al mar. Bueno, entonces no sabía si de una vez probar su sangre, no...luego. Llegando a conocerla tal vez no solo podría servirme para su sangre. Sonreí ante la idea.

- Bueno, si eso es lo que tú dices - era una simple frase inovensiva pero la dije en un tono que podría darle miedo a cualquiera. Me crucé de brazos y la miré de arriba a bajo repitiendo la acción unas dos veces. Estaba buena.

El chico seguía intentando meterme miedo por lo visto. Con su última frase hizo que un escalofrío recorriera mi espalda haciendome tembrar ya no sólo por el frio, pero aún así decidí ignorar todo eso. La gente decía que estaba loca, y quizás tenían razón... Me reí ante su mirada que me examinaba sin ningún disimulo.

- Sí, creo que no me das miedo.- dije ahora más tranquila. Casi me lo llego a creer yo misma y todo.- Se defenderme, tanquilo, no tendrías nada que hacer conmigo.

Me envolví mejor en mi toalla que no me tapaba lo suficiente para protegerme del frio y fui hasta donde había dejado la botella de vodka, me agaché para cogerla mientras seguía hablando.

- Sería más facil morir congelada.- le di un buén trago e hice una mueca de asco, pero aún así seguí bebiendo. Poco a poco sentí como el calor de mi estómago se iba extendiendo por todo el cuerpo, a pesar de mi pelo empapado ya no tiritaba.- Mucho mejor- dije con una sonrisa mientras cerraba la botella y la volvía a dejar en la arena.

Miré a la chica con el ceño fruncido y me acerqué hasta la botella y lo que quedaba de vodka para mi. Le di un trago hasta terminarla y la volví a aventar al suelo, esta vez con algo de fuerza y aunque había caído en arena se rompió. La chica dio varios pasos hacia atrás para que los pedazos de vidrio no le picaran los pies.

Para ella sería mucho mejor morir congelada que desangrada. Sonreí en mi fuero interno y la miré.

- Vale, entonces no te doy miedo - dije y puse los ojos en blanco. Suspiré sonoramente con un pesado aburrimiento. Al parecer Mystic Falls seguía igual de aburrido desde que me había ido. Claro estaba lleno de vampiros, aunque no sabía si desde antes de irme aquí habían. La miré y sonreí.

-Bieeeen...no había visto chicas tan lindas por aquí desde - volteé hacia arriba. 1850, en Inglaterra pero bueno no podía decirlo -...hacía mucho.

El chico se acercó a la botella y se bebió lo que quedaba, luego la tiró al suelo con la suficiente fuerza de romperla. Retrocedí unos pasos para no pisar los cristales... y para alejarme un poco de él. Mierda, ¿por qué no pasa nadie más por esta maldita playa. pensé, quizás hubiera sido mejor salir corriendo cuando aún estaba a tiempo, pero ya era tarde así que seguí fingiendo naturalidad.
- Gracias.- le sonreí más abiertamente, los cumplidos siempre eran bienvenidos, y más si el tipo estaba tremendo... aunque mi intuición me decía que estaba jugando con fuego.
- Tu tampoco estas nada mal eeh... - dije aún un poco nerviosa.- casi me arrepiento de no haber venido a Mystic Falls antes.- me reí.

Solté una carcajada cuando comentó eso último.

- Pues no te preocupes que acabo de llegar...de nuevo. A Mystic Falls, todo parece tan igual desde que me fui. Igual de aburrido, hay más personas pero todo está igual-comenté mirando a mi alrededor.

La verdad es que no sé por que había vuelto aquí a Mystic Falls, probablemente por que tenía todo el dinero del mundo-hombre no todo pero algo-y mi mansión aquí. No me haría mucho daño conocer a mis víctimas antes de que las matara. Incluso esta chica podía salvarse, era demasiado guapa como para desperdiciarla. Sonreí seductoramente y la miré fijamente a los ojos.

- ¿Cómo te llamas chica? - pregunté con algo de frialdad.

- Así que tu también acabas de llegar.- dije mirandolo mientras sonreía, empezaba a notar los efectos del alcohol porque me sentía más relajada y la cabeza me daba vueltas.- Lo siento, pero no te puedo dar la razón, cuando vivía aquí de niña todo era mucho más divertido.- Suspiré.

Me gustaba mi otra ciudad, no había hombres tan atractivos con los que hablar en playas desiertas... pero había más sitios en los que divertirse, más gente dispuesta a salir de fiesta, más drogas, más alcohol... más todo.
Entonces me preguntó mi nombre y no puede evitar sonreir.

- Cassandra Gilbert.- dije mirandole a los ojos.- Pero prefiero que me llamen sólo Cassie. ¿Y cual es tu nombre?

Bueno, es que ella no había vivido hacía tanto tiempo como yo.

Sonreí cuando dijo su nombre, Cassandra. Tenía un buen nombre, no como esos nombres raros que ahora le ponían a los jovenes de ahora. Asentí con la cabeza.

- Bien, Cassandra Gilbert, la chica de la playa. No creo olvidarlo - Sonreí - Mi nombre es Brandon Demian Draco - dije con algo de grandeza-Pero decirme Draco...o como sea-dije encogiendome de hombros.

Me reí un poco al ver como pronunciaba su nombre con orgullo. Era como si se presentara uno de esos caballeros muy importantes y que salen en pelis ambientadas en el siglo XIX.

- Encantada, señor Brandon Demian Draco- dije aguantandome la risa mientras le daba la mano y hacía una pequeña reverencia siguiendole el juego. Definitivamente estaba ya un poco borracha para hacer eso.- No me olvidaré de usted ni de su botella de vodka que ahora mismo ha pasado a una mejor vida.

Sonreí ampliamente cuando hizo una reverencia y me enderecé.

- Yo tampoco creo olvidarme de esa botella de vodka. Hacía tanto que no tomaba un buen vodka. Es grandioso que tenga más en mi sitio - dije más para mi que para ella.

-Bien, entonces también eres nueva por aquí ¿O? Tienes familia? bueno, joder supongo que sí. He de ser el único que ya no tiene familia, aquí en este mundo - reí. Claro, no creo que tuviera una familia, mis padres murieron hacía mucho, nunca tuve alguna hermana o algo. Aunque no lo sabía al cien por ciento. Así que desendencia no podría haber - Por suerte me han dejado todo a mi. De hecho...no es por presumir pero...bueno, sí lo es. Un poco de esta playa es mía ¿Genial no? -dije sin más.

- Si, mi familia por parte de padre vive aquí. Aunque hacía tanto que no venía a esta ciudad que no me acordaba casi de ellos. De pronto me he visto viviendo con un montón de extraños.- hice una mueca para mostrar lo poco que me gustaba esa idea,- es extraño, pero lo bueno es que me hacen tan poco caso como yo a ellos, puedo hacer lo que me da la gana sin que me controlen. En cierta foma es genial, lo que había querido siempre.- mi voz sonó más amarga de lo que me hubiera gustado. Dijo que estaba solo lo cual me pareció un poco triste.
- Eres muy joven para estar solo...- murmuré algo sorprendida- siento lo de tu familia.
Tambén dijo que parte de esa playa era suya.
- Oooh vaya. Así que me he colado en tu playa.- dije impresionada y luego me reí.- Ya decía yo que era raro que hubiera alguien por aquí. Siempre que he venido ha estado desierto.