Nueva en la ciudad (Libre)

Entré en la cafetería sin detenerme a mirar siquiera a mi alrededor, me senté en la primera mesa que vi y me puse a esperar a que me atendieran. La música de ese sítio era algo infernal, sonaba una canción que me recordaba demasiado los años 90. En menos de diez segundos se me acercó una camarera excesivamente sonriente con un cuadernito y una lapiz en la mano.

- Buenas noches, ¿que va a tomar?- preguntó mientras me volvía a sonreir.
- Tomaré una cerveza.- le dije sin mirarla luego levanté la cabeza y clavé mis pupilas en las suyas.- y haz que cambien de emisora.

La mujer asintió como embobada y se alejó de mi mesa. Me puse a esperar que hiciera lo que le había pedido, o mejor dicho ordenado, hasta que me sentí observado, me di la vuelta y devolví la mirada.

Entro un chico, tal vez pocos años mayor que yo. No sabía la verdad, y se sentó en una mesa. Parecía que el ambiente no era mucho de su agrado. La chica se acercó a él con rápidez. Maldita tía lo que era ser hombre. Tener a por lo menos a la mayoría de las chicas...claro las que eran más Slutties a los pies. Pues los ojos en blanco y volví mi vista al cuaderno. En 5 minutos llegó lo que había pedido pero estaba, bueno no era mi pedido ¿Una cerveza? Anda que yo no era mucho de estar tomando alcohol.

Me levanté de la mesa y le hablé a la chica-Mmm, esto no es lo que pedí-la miré algo molesta. Aparte de tardarse mil horas en atenderme me traía algo equivocado. Me di una media vuelta y quedé frente al chico que había llegado hace rato. Lo miré por fracción de segundo y me decidí a caminar a mi lugar. aunque no sabía que hacer con la cerveza.

Vi como una chica con una cerveza en ma mano me miraba, luego rápidamente se dió la vuelta y volvió a donde estaba sentada antes.

La seguí mirando durante un rato y me di cuenta de que me atraía en cierto modo. Tenía un buen físico, pero por alguna razón no parecía estar de muy buen humor y yo no tenía ganas de lidiar con una adolescente humana cabreada. Entrecerré los ojos un poco y decidí que lo mejor era dejar las cosas estar por esa noche.

La camarera volvió a acercarse a mi mesa sonriendo otra vez de forma muy tonta y puso delante mía un café y una dona de chocolate. "El café pase... pero y la dona¿?" pensé mientras me giraba hacia ella intentando ser amable.

- Perdona, pero te pedí una cerveza.- dije con una sonrisa que se asemejaba más a una mueca torcida. La chica empezó a buscar nerviosa en la libreta que tenía para apuntar los pedidos.
- Lo siento, soy nueva, juraría que esto era lo que me había pedido.- se disculpó nerviosa.- Ahora vuelvo.- se dió la vuelta y se fue dejandome con la boca abierta y antes de que pudiera decirle nada. "Genial" pensé sarcástico "¿tanto le ha afectado a la pobre mi control mental?"

Oh por dios, esta chica si que era un desastre. Pobrecilla, pero bueno no era mi problema. Había intercambiado las ordenes y todo eso, al chico le dio lo que yo había pedido y a mi lo que ¿él había pedido? Lo miré y luego me levanté a preguntarle si él había pedido esta cerveza.

- Jgm, supongo que esto es ¿tuyo?-dije no muy segura. Levanté un poco el vaso con cerveza y se lo acerqué-bueno, es lo más probable por que podría ser tuyo o de la mujer con su bebé pero dudo que vaya a beber con un bebé...-puse los ojos en blanco. Bueno era posible, nadie sabía pero pues valía más que fuera del chico.

Vi como la chica que había observado antes me preguntaba algo nerviosa si la cerveza que ella tenía era mía. Le sonreí y me encogí de hombros mientras me levantaba cogiendo el café y el plato con la dona.
Fui hasta donde estaba ella, lo puse en la mesa y me senté en frente suya.

- Creo que sí es mía, hoy no es la mejor noche de la camarera.- dije bromenado mientras acercaba la taza hacia ella. Quizás, tal y como se habían presentado las circunstancias, podría jugar un poco.- Te la cambio por el café... pero la dona te la tendrás que ganar.- dije sonriendo divertido.

Después de eso el chico se levantó también y avanzó a mi mesa sentandose frente a mi con el café, la dona y su cerveza. Me alcanzó la taza de café y yo la tomé con gusto dando un largo trago de ella. Oh, el café era mi adicción, tomaba mucho café siempre todos los días, sin el no podría vivir.
Comentó algo sobre la camarera y asentí - Sí, eso creo-bueno y es que cualquiera que se encontrara conmigo no tendría su mejor noche o día. Yo no era monedita de oro para caerle bien a todos...

Reí ante su comentario-¿Ganarme mi dona?-puse los ojos en blanco y sonreí-Seguro que sí, pero oye de todos modos la pagaré yo ¿no? total...¿Qué tendría quehacer para ''ganarmela''?-pregunté cruzandome de brazos y acomodandome en el asiento.

Me preguntó que se suponía que tenía que hacer para ganarse su dona y sonreí divertido al ver como se cruzaba de brazos molesta.

- Bueno, la has pagado tu, es cierto... y en teoría es tuya,- hice una pausa y la miré- pero dado que por ciertas circunstancias ha terminado llegando a mis manos puedo decir que ahora está secuestrada. Y secuestrar no es lo mismo que robar.- dije levantando una ceja divertido. En realidad no quería la maldita dona para nada, yo no comía esa porquería, solo me alimentaba de sangre, pero la conversación me entretenía.

Asentí con lo que decía.

Vaya, la dona secuestrada. Que tragedia, suspiré algo cansada y puse los ojos en blanco. Luego lo miré e hice una mueca de aburrimiento, este sitio estaba bastante bueno, no era de lo más divertido.

-Bien, entiendo...el secuestrador ¿Qué pide?-pregunté siguiendo el juego. Lo que hacía por mi comida, bueno más por el dinero que había pagado por ella, aunque no había sido mucho de echo. Pero era dinero. Él era bastante guapo tenía que decir, tenía algo que me atraía pero que también me decía que no era el chico más angelical del mundo. Bueno nadie era un santo.

Me reí por dentro al ver como se molestaba con todo ese asunto. Me preguntó que quería para que se la devolviera, pero ni yo mismo sabía a lo que estaba jugando.

- No se, ¿que me ofrecerías a cambio?- pregunté con una sonrisa pícara.
- Es broma.- le dije antes de que pudiera molestarse otra vez y deslizé el plato hacia su lado de la mesa.- Me entrego a las autoridades de forma voluntaria. ¿Pero qué tal si me dices cómo te llamas?- pregunté intentando parecer más amable de lo que solía ser en realidad.

Alcé una ceja y rodeé los ojos.
Tomé la dona y agarré un pequeño pedazo, realmente ya no tenía tanta hambre así que no importaba.

Levanté la vista al techo y medité un poco, volví mi vista hacia él y me encogí de hombros-Bueno...-dije con un tono aburrido-Savannah, sí...Corvyus-agregué después de unos segundos. Me acomodé y me senté derecha-¿Cuál es su nombre secuestrador?-ladée un poco la cabeza y comencé a hacer círculos en la mesa con el deod indice.

La obseré mientras hablaba, estaba algo nerviosa, aunque intentaba parecer terriblmente aburrida. Sonreí complacido cuando cedió a mi juego y me dijo su nombre.

- Damon Salvatore.- dije presentandome yo tambien.
- Encantado Savannah, no me gusrdes rencor por el secuestro, al fin y al cabo has recuperado la dona.- volví a bromear- No eres de aquí, ¿cierto?.- Dije señalando con un gesto de cabeza su bolsa mientras le daba un trago a mi cerveza.

- No te preocupes...no soy reoncorosa-Piiiii mentirota, era super rencorosa pero con cosas que si valían la pena-Y lo mismo digo, encantada.

Me preguntó que si no era de aquí, bueno no fue una pregunta...bueno total. Y tenía razón era nueva aquí en Mystic Falls, una vez tuve familia aquí hace demasiado tiempo pero ahora todos o estaban muertos o se habían mudado a otro sitio, a alguna ciudad. Y realmente no entendía como alguien podría mudarse de aquí, era un sitio bastante agradable, y lindo. Sobre todo pequeño y sin tanta gente, eso me encantaba.

- Exacto, pero pienso serlo. Me he cansado de la ciudad...de todas esas personas tan, bueno tan iguales a mi -me encogí de hombros. Y claro estaba de mi familia, no los soportaba, desde que mi hermano murió todo fue tan diferente, incómodo-Acabo de llegar hoy, y ya vi pues digamos que poco de aquí pero es lindo. Tú eres de aquí, supongo-comenté sin interés.

La escuché mientras hablaba asintiendo ligeramente de vez en cuando.

No entendía cómo le podía gustar a alguien un sitio como este... realmente no me entraba en la cabeza.

- Si tanto te gusta eso es que no llevas aquí lo suficiente.- dije encogiendome de hombros.- Nací y me crié aquí... Mi familia es una de las fundadoras de Mystic Falls. Llevaba mucho tiempo sin volver aquí y si no fuera por el idiota de mi hermano seguiría siendo así.- volví a sonreir con un gesto torcido.

- ¿Has tenido que venir por tu hermano? Vaya, es que ha hecho algo malo pra que tengas que venir a fuerzas. Hombre que yo no volvería a algún lugar que me tuviera cansada. Menos si es con una persona que no me agrade. No me dejara aunque usaran la fuerza.-comenté con una sonrisa de lado.

Me encogí de hombros y lo miré.

-bueno, supongo que entonces tendré que pasar algunos días aquí para conocer más este sitio. No creo que termine odiandolo, pero vamos todo puede suceder-comenté.-
-Entonces Damon, tu familia es fundadora de Mystic Falls, vaya que interesante. Pero tu apellido es italiano ¿no?

- Mi hermano... ¿obligarme a venir o hacer algo malo? No, mi hermano es un santo.- murmuré y luego me reí yo mismo de lo ridículo que sonada eso. Mi hermano no era un santo, por mucho que intentase aparentarlo. La diferencia entre nosotros dos estaba en que yo sí aceptaba lo que era. - Vine por voluntad propia supongo, persiguiendo a mi hermano... ¿quién me iba a decir que el muy idiota volvería aquí?

- En realidad mi familia inmigró a este país desde Italia. Tenemos mucha historia.- dije con burla mientras le daba otro trago a la cerveza.- ¿Y tu qué?... ¿De dónde vienes? ¿Cual es tu historia?

Escuché lo que decía. Había venido por voluntad propia, entonces este era un lugar que nadie podía dejar? pues si bien recordaba había dicho no le gustaba mucho. Aunque tal vez quería algo de su hermano. Sonreí solo un poco y le di un trago a mi café.
- Vienes persiguiendo a tu hermano. Interesante ¿Supongo? bueno para volver a un lugar que no es mucho de tu agrado a de ser algo importante- comenté sin mirarlo.

Me preguntó que si cual era mi historia después de decirme que su familia había inmigrado de Italia. Ladeé la cabeza un poco y miré un punto fijo en la mesa mientras pensaba.

- La verdad es que vengo de Brooklyn - dije con una mueca aún sin apartar la mirada de la mesa - Realmente no soporto a mi familia, bueno digamos que no soy la persona más amada que tienen. Aunque ahora sea la única -me encogí de hombros. Lo miré y sonreí burlona aunque no estaba minitnendo ni haciendo una broma. No me querían. Así de simple.

- Soy una persona que se aburre mucho.- conteste quitandole importancia a nuestra conversación sobre mi hermano.

Luego la miré durante un buén rato. No parecía que ese fuera su tema de conversación favorito.

- ¿Una familia que te odia? Me pregunto por que me suena eso tanto.- dije un poco sarcástico. Me sonaba demasiado, pero tampoco es que me importase; ellos me odiaban a mí y yo les odiaba a ellos. - Así que eres algo así com la oveja negra de la familia. ¿eh?

- Hombre, es que me odian. Si, soy algo asi. Me han culpado de tantas cosas, entre ellas haber matado a mi hermano mayor-solte un largo suspiro y lo mire-aunque yo nunca podria hacer eso, menos se lo hubiera hecho a el. Era la persona que mas amaba y el unico que me entendia. Pero si, por mi culpa esta el ahora muerto.

Siempre que llegaba al tema de mi hermano parecia una completa persona ajena a todo eso, como si estuviera contando una historia que me habian narrado. Nunca lloraba por el, por mas que lo extra;ara.

- Pero si, ellos me odian. Aunque yo a ellos no, pero no les quiero. Es mas, no tengo a nadie de mi lado en mi familia asi que, no habia razon de seguir por alla-me encogi de hombros.

Spoiler:

- ¡Vaya!- dije después de escucharun rato muy atentamente todo lo que decía. Su actitud era calmada, sin lloros ni dramas estúpidos, lo cual me gustó aún más.- Acusada de matar a tu hermano y huyendo de la familia a un pueblo sumamente aburrido... Lo tuyo es interesante.

- Pero te doy un pequeño consejo.- dije con una sonrisa mientras la miraba fijamente a los ojos, no quería hipnotizarla, por una vez se trataba sólo de un simple consejo.- Tanto si lo mataste como si no, procura dejar la culpa a un lado. Lo digo por experiencia... Está muerto...- me encogí de hombros y esbozé otra mueca.- por mucho que te culpes a ti misma no vas a devolverlo a este mundo.




FDR: No te preocupes, con que se te entienda vale, no estamos en un examen de Lengua ni nada...